España es el segundo país donde más psicofármacos se consumen: antidepresivos, ansiolíticos,
hipnóticos,… ¿Qué nos ocurre? ¿Tan horrible es nuestra vida para tener que
drogarnos? En nuestra sociedad cada vez más competitiva nos exigimos cada vez más:
afrontar una pérdida sin llorar, hablar en público sin temblar, dormirnos en
seguida y descansar, rendir en el trabajo y educar a los hijos sin flaquear. Ya
no disfrutamos de un amanecer porque nos pilla en el atasco mañanero, ya no
saboreamos los alimentos puesto que tenemos sólo diez minutos para comer y
salir pitando, ya no conversamos entre nosotros porque es más importante
cotillear las redes sociales,…Quizás nos estemos deshumanizando, quizás se
desarrolle alrededor de nosotros mil maravillas que no sabemos ver. Intentamos estar en todo y sólo conseguimos no
estar en nada. Mientras los días pasan y pasan sin darnos cuenta.
¿Y si nos
comprometemos en saborear tan sólo un minuto de nuestra vida cada día?
Un día tiene exactamente, salvo excepciones, 1140 minutos. Resulta razonable
dedicar únicamente un minuto para nosotros, como si de una receta médica se
tratara, con la ventaja de no tener efectos secundarios
adversos y ser totalmente GRATIS. ¿Pero a qué vamos a dedicar ese
precioso minuto? Vamos a seguir las siguientes indicaciones. Elige primero un
momento del día, puede ser por la mañana antes de ir al trabajo, por la tarde
al llegar, preferiblemente cuando no haya mucho ruido ni nada que te pueda
distraer. Instálate cómodamente en una silla, sin cruzar las piernas y
colocando tus manos sobre ellas. Es importante que no te apriete la ropa, el
reloj o cualquier cosa que te moleste. Pues bien una vez en posición cierra los
ojos y no hagas absolutamente nada, únicamente estar presente, aquí y ahora. Es
así de fácil.
No hay manera de
hacerlo bien o mal, no se busca una experiencia perfecta, sólo hacerlo y vivir
el momento tal y como es. Con esto ya estarás practicando Mindfulness
(atención plena). Para facilitar la tarea durante ese minuto puedes
centrar toda tu atención en tu respiración,
sin ejercer control sobre ella, simplemente observar cómo ocurre de forma
automática. En el momento que tu mente se disperse, vuelve tranquilamente de
forma activa a tu meta atencional, a tu respiración. Puedes hacer exactamente
lo mismo con cualquier cosa: externa como observar una vela o interna como
sentir cada parte de tu cuerpo, denominado body scan. Puedes también,
por qué no, sentir y atender plenamente un dolor físico, como puede ser la
dismenorrea (dolor menstrual).
Cualquier persona independientemente
de la edad, sexo, raza o religión puede practicar
Mindfulness. Aunque puede producir cierto rechazo al principio, podemos
vivirla como una pérdida de tiempo, aburrirnos o sentir que no sirve para nada,
puesto que no es un modo de escapar del dolor. Al contrario abandonamos la idea
de sentirnos mejor mediante la aceptación y la compasión creando un espacio sin
juicios en donde el propio dolor tiene cabida para expresarse. La única
instrucción presente en la práctica de Mindfulness es: “Aparezca
lo que aparezca en la mente, simplemente obsérvalo”.
Cuando
lo pongamos en práctica pueden surgirnos ciertas dudas. Puede producirnos
somnolencia o incluso dormirnos. Aunque no esté directamente buscado, la
Mindfulness produce un efecto secundario de relajación que puede adormecernos,
por lo que se desaconseja practicarla en horas críticas como es después del
almuerzo o antes de acostarse por la noche. Si a pesar de estas recomendaciones
seguimos sistemáticamente con sueño, habrá que averiguar si descansamos
adecuadamente por la noche ya que, lo que se busca
con Mindfulness es atención activa y alerta. Por otro lado es frecuente,
sobre todo en principiantes la aparición de mareos. Ocurre al no estar
acostumbrados a prestar atención a la respiración y tratar de controlarla
volviéndola más superficial, tomando más aire del que necesitamos. Esto se
resuelve con la práctica enseñándonos a no intervenir, únicamente observar cómo
ésta ocurre de forma natural.
¿Con
un minuto al día es suficiente? Esto es como un
músculo, mientras más lo trabajes más se desarrollará. Pronto verás que
tu cuerpo te pide dos minutos varias veces al día y con el tiempo y
entrenamiento podrás estar hasta una hora seguida. ¿Y para qué esforzarme a
practicar esto? Próximamente desvelaremos los efectos beneficiosos de la
Mindfulness avalados científicamente.
Cada minuto es un regalo,
No puedes impedir que forme parte del pasado,
Pero puedes aprender a saborearlo.
Nuria Azuaga